Tratamiento para tumores renales

Por lo general, estos cánceres se extirpan mediante cirugía siempre que sea posible. Se puede hacer una nefrectomía parcial o radical. A menudo, la nefrectomía parcial es la opción de tratamiento en tumores de hasta 7 cm (un poco menos de 3 pulgadas de tamaño). Puede que también sean extraídos los ganglios linfáticos que rodean a los riñones, si están agrandados. Si el cáncer ha crecido hacia las venas cercanas (como sucede con algunos casos de cáncer en la etapa III), puede que el cirujano requiera cortar estas venas para poder extraer el cáncer por completo. Puede que esto haga necesario el uso de un baipás (bypass, un dispositivo cardiopulmonar), de tal forma que el corazón pueda ser detenido durante un lapso corto para extraer el tumor de una vena grande que conduzca al corazón.

Aparte de emplearse como parte de un estudio clínico, los tratamientos adicionales (conocidos como terapias adyuvantes) usualmente no se emplean tras la cirugía que ha extraído todo el cáncer. Hasta ahora, los tratamientos como la terapia dirigida, quimioterapia, radioterapia o inmunoterapia no han mostrado ser útiles en prolongar la vida de los pacientes si todo el cáncer ha sido extraído. Sin embargo, se están realizando estudios clínicos para evaluar el uso de tratamiento adyuvante en el cáncer de riñón. Solicite a su médico más información sobre los estudios clínicos que se realizan sobre tratamiento adyuvante.

Si usted no puede someterse a una cirugía del riñón debido a otros graves problemas médicos, es posible que pueda beneficiarse de otros tratamientos locales, tal como la crioterapia, la ablación por radiofrecuencia, la radioterapia, o la embolización arterial. Estos tratamientos por lo general sólo se administran cuando la cirugía no puede llevarse a cabo. Aunque no han sido sometidos a estudios para compararlos con la cirugía, la mayoría de los médicos considera que estos tratamientos son menos efectivos que la cirugía.

La vigilancia activa es otra opción para los tumores pequeños. Este método consiste en mantener el tumor bajo observación (con CT o ecografía) y solo tratarlo si crece.

Etapas I, II o III

Por lo general, estos cánceres se extirpan mediante cirugía siempre que sea posible. Se puede hacer una nefrectomía parcial o radical. A menudo, la nefrectomía parcial es la opción de tratamiento en tumores de hasta 7 cm (un poco menos de 3 pulgadas de tamaño). Puede que también sean extraídos los ganglios linfáticos que rodean a los riñones, si están agrandados. Si el cáncer ha crecido hacia las venas cercanas (como sucede con algunos casos de cáncer en la etapa III), puede que el cirujano requiera cortar estas venas para poder extraer el cáncer por completo. Puede que esto haga necesario el uso de un baipás (bypass, un dispositivo cardiopulmonar), de tal forma que el corazón pueda ser detenido durante un lapso corto para extraer el tumor de una vena grande que conduzca al corazón. Aparte de emplearse como parte de un estudio clínico, los tratamientos adicionales (conocidos como terapias adyuvantes) usualmente no se emplean tras la cirugía que ha extraído todo el cáncer. Hasta ahora, los tratamientos como la terapia dirigida, quimioterapia, radioterapia o inmunoterapia no han mostrado ser útiles en prolongar la vida de los pacientes si todo el cáncer ha sido extraído. Sin embargo, se están realizando estudios clínicos para evaluar el uso de tratamiento adyuvante en el cáncer de riñón. Solicite a su médico más información sobre los estudios clínicos que se realizan sobre tratamiento adyuvante. Si usted no puede someterse a una cirugía del riñón debido a otros graves problemas médicos, es posible que pueda beneficiarse de otros tratamientos locales, tal como la crioterapia, la ablación por radiofrecuencia, la radioterapia, o la embolización arterial. Estos tratamientos por lo general sólo se administran cuando la cirugía no puede llevarse a cabo. Aunque no han sido sometidos a estudios para compararlos con la cirugía, la mayoría de los médicos considera que estos tratamientos son menos efectivos que la cirugía. La vigilancia activa es otra opción para los tumores pequeños. Este método consiste en mantener el tumor bajo observación (con CT o ecografía) y solo tratarlo si crece.

Etapa IV

El cáncer de riñón en etapa IV significa que el cáncer ha crecido desde el riñón para propagarse fuera de la fascia de Gerota (capa fibrosa que rodea el riñón y el tejido adiposo adyacente) y pudo haber crecido hacia la glándula suprarrenal (en la parte superior del riñón). Esto también puede significar que el cáncer se propagó del riñón a otros órganos. El tratamiento para el cáncer de riñón en etapa IV depende de la extensión del cáncer y el estado general de la salud de la persona. En algunos casos, la cirugía puede aún ser parte del tratamiento. En los pocos casos donde el tumor principal parece ser extirpable y el cáncer sólo se ha propagado a otra área (por ejemplo, a uno o a varios lugares en los pulmones), la cirugía para extirpar ambos riñones junto con su propagación puede ser una opción si la salud de la persona es bastante buena. De otro modo, el tratamiento con una de las terapias dirigidas probablemente sea la primera opción. Si el tumor principal se puede extirpar, pero el cáncer se ha propagado ampliamente a otro lugar, la extirpación del riñón aún puede ser útil. A esto probablemente le seguirá terapia sistémica, lo que pudiera consistir en una de las terapias dirigidas o terapia con citocina (interleucina-2 o interferón). Con más frecuencia, la terapia dirigida se usa primero. No está claro si alguna de las terapias dirigidas o alguna secuencia particular es mejor que otra, aunque el temsirolimus parece ser el más útil en las personas con cánceres de riñón que tienen un pronóstico más desfavorable. Para los cánceres que no se pueden extirpar quirúrgicamente (debido a la extensión del tumor o a la salud de la persona), el tratamiento de primera línea probablemente sería una de las terapias dirigidas o terapia con citocina. Debido a que el cáncer avanzado de riñón es muy difícil de curar, los estudios clínicos de nuevas combinaciones de terapias dirigidas, la inmunoterapia, u otros tratamientos nuevos también conforman opciones. Para algunos pacientes, los tratamientos paliativos como la embolización o la radioterapia podrían ser la mejor opción. Una forma especial de radioterapia, llamada radiocirugía estereotáctica puede ser muy eficaz para tratar una metástasis única del cerebro. La cirugía o la radioterapia también pueden ser usadas para ayudar a reducir el dolor u otros síntomas de las metástasis en algunos otros lugares, tal como en los huesos. Tener su dolor controlado puede ayudarle a mantener su calidad de vida. Resulta importante entender que los medicamentos para aliviar el dolor no interfieren con otros tratamientos y que el control del dolor con frecuencia le ayudará a estar más activo y a continuar con sus actividades diarias.

Cáncer recurrente

Al cáncer se le llama recurrente cuando reaparece después del tratamiento. La recurrencia puede ser local (en o cerca del mismo lugar donde comenzó) o distante (propagación a órganos tal como los pulmones o los huesos). El tratamiento del cáncer de riñón que regresa (recurre) después del tratamiento inicial depende del lugar donde recurre y los tratamientos que se han usado, así como de la salud de la persona y si ésta desea someterse a más tratamiento. Para los cánceres que recurren después de la cirugía inicial, la cirugía adicional pudiera ser una opción. De otro modo, el tratamiento con terapias dirigidas o la inmunoterapia probablemente sea recomendada. Otra opción son los estudios clínicos de nuevos tratamientos. Para los cánceres que progresan (continúan creciendo o propagándose) durante el tratamiento con terapia dirigida o terapia con citocinas, emplear otro tipo de terapia dirigida puede que sea útil, al menos por un tiempo. Si éstos no surten efecto, se puede tratar quimioterapia, especialmente en personas con los tipos de cáncer de riñón de células no claras. Los estudios clínicos pueden ser una buena opción en esta situación para aquellos que quieran continuar recibiendo tratamiento. De nuevo, para algunos pacientes, los tratamientos paliativos como la embolización o la radioterapia podrían ser la mejor opción. El control de los síntomas, como el dolor, es una parte importante del tratamiento en cualquier etapa de la enfermedad.

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